La época actual valora enormemente los méritos de una persona que es cosmopolita, cuya filosofía y estilo de vida es buscar y relacionarse con su entorno local y global desde la expansión cultural como un mérito de este individuo hacia la apropiación y disfrute de lo que el mundo pueda ofrecer respecto a viajes, gastronomía, vestuario, arte y otras expresiones culturales inéditas. Los medios de difusión de este estilo de vida tienen como objetivo la persuasión hacia el deleite de este estilo de vida, de modo que toda la narrativa apunta al anhelo de ser parte del medio. En la sociedad del consumo, el consumo de la experiencia es mucho más placentero que el de objetos, se trata de buscar mejores momentos, por lo tanto, se busca mejores contenidos, lo esencial a nivel cultural, historias hacia la experiencia intelectual, lo ancestral, lo místico, lo exclusivo, lo profundo. Por consiguiente, se debe profundizar hacia ese tipo de experiencias simbólicas, con una construcción gráfica muy cuidada, con alto nivel estético, hacia una valoración del contenido por parte del lector que se sale de lo masivo y de lo popular y lo superficial. El reto es innovar en el diseño de la experiencia como un sistema de comunicación.